UN CRIMEN LLAMADO EDUCACIÓN.
El sistema educativo es el crimen más grande que existe actualmente. TODOS son cómplices de este crimen. Los gobiernos roban el dinero y no garantizan una educación de calidad. Las escuelas pagan a sus maestros salarios terribles y no innovan sus infraestructuras y metodologías. Hay muchas personas que se convierten en maestros porque no lograron sus metas. Y por eso, odian sus trabajos y no desarrollan las habilidades de sus estudiantes. Los padres se convirtieron en seres ausentes que no saben nada acerca de sus hijos y ni siquiera contribuyen a su educación. Y después de todo eso, los únicos que pagan el precio son los niños. Este es un crimen llamado educación.
“Un crimen llamado educación” es una mirada crítica a un conjunto de aspectos muy problemáticos del sistema educativo actual sobre los que se hace necesario detenernos en su reflexión. Entre otras temáticas abordadas se puede reseñar las siguientes: el sistema educativo mantiene su vieja y clásica esencia, a pesar de los cambios estéticos externos y modelos pedagógicos innovadores; anula y atrofia la capacidad de pensar, mata su creatividad y castiga el error y exalta la competitividad; es un modelo centrado en formar mano de obra, que tiende a la homogenización, estandarización y robotización social; favorece la exclusión y construye ciudadanos indiferentes y manipulables; no tiene en cuenta las distintas capacidades y las inteligencias múltiples; tiene una visión mercantilizadora de la educación (concebida como mercancía y negocio); favorece la mediocridad, la corrupción y la discriminación; desprestigia socialmente a los docentes y a su profesión; y para mayor inri aquellos países, referentes mundiales en calidad educativa (Corea del Sur y Finlandia), son los que cuentan con los más altos índices de suicidio, alcoholismo, depresión e infelicidad social, etc.
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